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Muchos de nosotros en algún momento en la vida, hemos usado como mecanismo de defensa justificar nuestras acciones. Escuchamos frase como “es lógico” o “póngale lógica”, finalmente esa es una decisión de ver las situaciones desde una perspectiva que nos haga lucir bien, en lugar de revelar la fea verdad.
Todo es cuestión de perspectiva y actitud. Puedes empezar por cambiar la pregunta cada vez que te enfrentes a una situación de reto o dificultad, la solución puede revelarse, si en lugar de preguntar ¿Por qué me pasa esto a mí? pregúntate ¿Cómo puedo utilizar esto reto para crecer? Puedes elegir enfocarte en el problema o, en las lecciones que podemos aprender de él.
Stephen Covey uno de los asesores y entrenadores más influyentes en los últimos tiempos, nos comparte una historia interesante sobre cómo su propia perspectiva fue transformada. Una noche mientras viajaba en un tren de una ciudad a otra, se fijó en el padre de unos niños que estaba sentado en la esquina del vagón. Los niños jugaban frente a él. A medida que jugaban, los niños hacían cada vez más ruido y comenzaron a hacerse molestos, pero el padre no hizo nada al respecto.
Le era obvio a Covey y a los demás pasajeros que estaban allí, que la situación estaba fuera de control. Finalmente, exasperado, Covey se levantó, fue hacia el padre de los niños y le dijo:
–Son niños bien activos, ¿no?
El padre se volteó y comentó:
–Sí, creo que sí. Francamente no me había dado cuenta. Justo venimos del hospital donde acaba de morir mi esposa, la madre de estos niños. En ese momento, la perspectiva de Covey cambió. Había visto las cosas de una manera y en un instante las vio de otra.
El escritor Isaac Bashevis Singer, ganador de un premio Nobel de Literatura dijo: “Si usted sigue diciendo que las cosas van a salir mal, tiene muy buenas probabilidades de convertirse en profeta”. Aferrarnos a un punto de vista pesimista nos desviara de una vida apasionante, productiva y significativa. Así que “A” Acepte los problemas”; no los niegue. La “C” crea lo mejor. Y la “E” Elimine de su vida lo negativo”.
“La vida es difícil” dice la primera oración del libro The Road Less Traveled” (El camino menos transitado) de Scott Peck. Peck nos recuerda que cuando aprendemos de nuestras luchas diarias y aumentamos nuestra capacidad de enfrentar y resolver problemas, es ahí cuando la vida cobra sentido. Peck escribe “Los problemas son la línea de demarcación que distingue el éxito del fracaso…es sólo como consecuencia de los problemas, que crecemos mental y espiritualmente.”
Queremos evitar a toda costa el dolor. La vida moderna y la cultura nos lo refuerzan a través de anuncios publicitarios en donde nos estimulan constantemente a crear una vida sin dificultades. No nos hemos dado cuenta que el dolor y el gozo van de la mano. Cuando nos bloqueamos al dolor también nos bloqueamos al gozo.
Personalmente me gusta usar la palabra aprendizaje en lugar de fracaso. Te invito a pensar en los tres mayores aprendizajes que has tenido durante los últimos 10 años. Puede ser una quiebra financiera, la pérdida de un familiar cercano, una separación matrimonial etc. Hazte las siguientes preguntas ¿Qué aprendiste de estas situaciones?, ¿hacia dónde te condujeron?
Quiero compartirte que en este mes de Mayo celebro dos años de trabajar de manera independiente como coach y terapeuta de respuesta espiritual. He tenido muchos aprendizajes en estos dos años con personas, situaciones y conmigo misma. Me he caído una y otra vez y les confieso… en ocasiones he querido botar la toalla. Todo es cuestión de perspectiva, actitud y trabajo contigo mismo diariamente. Hoy parada en mi presente puedo ver claramente que lo vivido en el pasado era justo lo que necesitaba vivir para aprender de mi misma. Escoger bailar a pesar de la lluvia y la tormenta me ha llevado a no perder la razón de mi existencia y el aceptar mi misión con alegría, fe, certeza, paciencia y persistencia. Así que gozo y dolor son una amalgama perfecta para desarrollar músculos emocionales, mentales y espirituales cada vez más fuertes. Recuerda que nunca serás producto terminado, el aprendizaje nunca termina y que la felicidad es una decisión.
Con amor,
Sandra Rodríguez
Coach Personal y Entrenadora
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