[vc_row][vc_column][vc_column_text]Cuando estoy conversando con alguien, y por azar hablamos sobre los proyectos que no terminaron como esperábamos, he llegado a notar un común denominador: por lo general, siempre atribuimos este resultado negativo a la carencia de algo.
- Que no tenía suficiente tiempo.
- Que el problema fue el dinero.
- Que mi equipo no era el apropiado.
No desconozco que algunas de estas situaciones se presentan a menudo cuando nos proponemos lograr nuestros objetivos de vida personal o profesional.
Es cierto, yo también lo he vivido.
Aunque, debo aceptar, que me causa inquietud como pocas veces consideramos a nuestra mente dentro de la lista de factores que pueden interferir en el propósito deseado.
¿Por qué miramos siempre hacia afuera para buscar respuestas en situaciones de dificultad?
En realidad, diría que hay más de una razón por la que preferimos buscar factores ajenos a nosotros mismos cuando se trata de circunstancias que nos impiden alcanzar objetivos; quizás el temor al autoconocimiento o al cuestionar nuestras acciones…
De hecho, en una publicación futura quisiera ahondar en este aspecto.
Ahora bien, hoy quiero llevarte a conocer algunas estrategias para hacer de tu mente ese respaldo incondicional que necesitas:
- Reconoce a tu mente como la líder natural del equipo para lograr tus metas.
- Descubre la importancia de llevar a cabo acciones puntuales que la conviertan en tu mejor aliada.
Aprender a desaprender
Precisamente Elsa Punset, filósofa experta en inteligencia emocional, comparte dos claves para unir pensamiento y acción.
- Primera clave: el entretenimiento no está reñido con el conocimiento. El punto álgido en la curva de aprendizaje está entre el aburrimiento y el estrés. Por ello, recuerda que aprendemos mejor cuando liberamos el cerebro de la necesidad de estar en guardia (del estrés), es decir, cuando disfrutamos.
- Segunda clave: entrenar la mente de la misma forma que hemos aprendido a entrenar el cuerpo. Así llegamos a la idea de aprender a desaprender hábitos mentales y físicos, para lo que se debe entrenar el cerebro con paciencia y constancia.
No es un camino corto, pero vale la pena, especialmente porque puedes aplicarlo en todas las facetas de tu vida.
¿Cómo puedes pasar del plan a la acción?
Lo sé, debes estar pensando que desde ya suena muy complicado, y hasta agotador, eso de aprender a desaprender.
Creo que lo verás más tangible con este ejemplo:
Primero, déjame decirte llamarlo “complicado y agotador” fue absolutamente intencional para acercarme al primer error; una de las claves al hablar de desaprender.
Elige cuidadosamente tus palabras, mucho más cuando las vas a usar para hablar contigo mismo. Sí, aceptémoslo, todos tenemos esas eternas conversaciones con nuestro yo interior, donde procuramos descifrar encrucijadas propias de momentos un tanto complejos.
Es allí donde debes ser consiente del poder de tus palabras y de la connotación que adquieren las situaciones cuando las condicionas con términos puramente negativos.
Con esto no quiero decir que te mientas, quiero que veas las dificultades como realidades posibles que podrás sortear, con mayor o menor dificultad, dependiendo de tu actitud frente a ellas.
Y cuando hablo de actitud también me refiero a las palabras, esas que generalmente te repites una y otra vez, las que pueden darte fuerza para afrontar tu proyecto o meta profesional o, por el contrario, se llegan a convertir en un obstáculo más.
En conclusión, no te sabotees.
Visualiza a diario, especialmente cuando la motivación disminuya. Se trata de una técnica a la que hacía referencia en otra entrada de este portal y que te da la capacidad de despertar las sensaciones de satisfacción provocadas por la idea misma de haber llegado a tu meta, haciendo énfasis en que el trayecto recorrido ha valido la pena.
Si deseas profundizar un poco más en este concepto, te invito a retomarlo en la reflexión anterior: visualización
Hacer que tus objetivos de vida profesional lleguen a feliz término requiere de constancia. Suma a ello la dedicación y disposición que debes tener para eliminar esos imaginarios que detienen tu proceso de desarrollo personal.
Es en esencia paulatino y por tanto enriquecedor.
Sé que por ello me siento privilegiada al transmitir herramientas útiles para quienes me acompañan en un proceso de coaching, porque gracias a esto entienden que la mente, sin duda alguna, puede ser la compañera ideal para lograr todos los objetivos que se propongan.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]