Los valores son como grandes espejos en los que se reflejan los colores, la belleza y nuestros estados de ánimo y por supuesto nuestras emociones, el valor es todo aquello que está lleno de luz de acciones positivas, que serán reflejadas entre las personas que te rodean, los valores le dan sentido a la vida y hacen parte del arte de ser el artesano de tu vida.
Miremos que nos dicen las diferentes corrientes filosóficas….
Este concepto abarca contenidos y significados diferentes y ha sido abordado desde diversas perspectivas y teorías. En sentido humanista, se entiende por valor lo que hace que un hombre sea tal, sin lo cual perdería la humanidad o parte de ella.
El valor se refiere a una excelencia o a una perfección. Por ejemplo, se considera un valor decir la verdad y ser honesto; ser sincero en vez de ser falso; es más valioso trabajar que robar. La práctica del valor desarrolla la humanidad de la persona, mientras que el contravalor lo despoja de esa cualidad (Vásquez, 1999, p. 3). Desde un punto de vista socio-educativo, los valores son considerados referentes, pautas o abstracciones que orientan el comportamiento humano hacia la transformación social y la realización de la persona. Son guías que dan determinada orientación a la conducta y a la vida de cada individuo y de cada grupo social.
“Todo valor supone la existencia de una cosa o persona que lo pose e y de un sujeto que lo aprecia o descubre, pero no es ni lo uno ni lo otro. Los valores no tienen existencia real sino adheridos a los objetos que lo sostienen. Antes son meras posibilidades.” (Prieto Figueroa, 1984, p. 186)
¿Desde cuáles perspectivas se aprecian los valores?
La visión subjetivista considera que los valores no son reales, no valen en sí mismos, sino que son las personas quienes les otorgan un determinado valor, dependiendo del agrado o desagrado que producen. Desde esta perspectiva, los valores son subjetivos, dependen de la impresión personal del ser humano. La escuela neokantiana afirma que el valor es, ante todo, una idea. Se diferencia lo que es valioso de lo que no lo es dependiendo de las ideas o conceptos generales que comparten las personas.
Algunos autores indican que “los valores no son el producto de la razón”; no tienen su origen y su fundamento en lo que nos muestran los sentidos; por lo tanto, no son concretos, no se encuentran en el mundo sensible y objetivo. Es en el pensamiento y en la mente donde los valores se aprehenden, cobran forma y significado.
La escuela fenomenológica, desde una perspectiva idealista, considera que los valores son ideales y objetivos; valen independientemente de las cosas y de las estimaciones de las personas.
Así, aunque todos seamos injustos, la justicia sigue teniendo valor. En cambio, los realistas afirman que los va lores son reales; valores y bienes son una misma cosa. Todos los seres tienen su propio valor. En síntesis, las diversas posturas conducen a inferir dos teorías básicas acerca de los valores dependiendo de la postura del objetivismo o del subjetivismo axiológico.
Has observado cómo se habla de los valores en las organizaciones, ahora bien quiero hacerte la siguiente pregunta ¿Tú tienes claridad sobre tus valores? Es posible que no lo tengas claro, porque en ciertos momentos los valores son lindas palabras en las paredes o escritas en las entrevistas de trabajo, pero los valores son más que palabras que suenan de manera hermosa, los valores firmes pueden encontrar un sustento para tener una vida recta y donde empezarás a encontrar el sentido y propósito de tu vida.
El autor del libro Cómo alcanzar el éxito auténtico, Ron Jenson, indica que el valor es la percepción de hacia dónde y cómo te diriges en la vida, ahora bien los valores se puede modificar, pero los principios éticos no, ya que un principio es absoluto, parece extraño pero un valor que para ti en un momento dado es fundamental como ser laborioso. Miremos para efectos prácticos que significa la Laboriosidad.
Laboriosidad
Trabajar es solo el primer paso, hacerlo bien y con cuidado en los pequeños detalles es cuando se convierte en un valor.
Alguna vez un cómico dijo “Tan terrible es el trabajo que hasta pagan por hacerlo”, sin embargo el trabajo es un valor fundamental.
Cuando alguien se refiere a nosotros por “ser muy trabajadores”; nos sentimos distinguidos y halagados: los demás ven en nosotros la capacidad de estar horas y horas en la escuela, en la casa o en la oficina haciendo “muchas cosas importantes”.
Efectivamente esa puede ser la razón, pero existe la posibilidad de carecer de un sistema de trabajo que nos lleva a “trabajar” más tiempo de lo previsto. Esto se identifica con claridad cuando iniciamos varias tareas y sólo terminamos algunas , generalmente las menos importantes (las que más nos gustan o se nos facilitan), además de ir acumulando labores que después se convertirán en urgentes.
La laboriosidad significa hacer con cuidado y esmero las tareas, labore s y deberes que son propios de nuestras circunstancias. El estudiante va a la escuela, el ama de casa se preocupa por los miles de detalles que implican que un hogar sea acogedor, los profesionistas dirigen su actividad a los servicios que prestan.
La laboriosidad no significa únicamente “cumplir”; nuestro trabajo. También implica el ayudar a quienes nos rodean en el trabajo, la escuela, e incluso durante nuestro tiempo de descanso; los padres velan por el bienestar de toda la familia y el cuidado material de sus bienes; los hijos además del estudio proporcionan ayuda en los quehaceres domésticos.
Podemos, fácilmente, dar una apariencia de laboriosidad cuando adquirimos demasiadas obligaciones para quedar bien, aún sabiendo que no podremos cumplir oportunamente; también puede tomarse como pretexto el asar demasiado tiempo en la oficina o la escuela para dejar de hacer otras cosa s, como evitar llegar temprano a casa y así no ayudar a la esposa o a los padres.
Al crear una imagen de mucha actividad pero con pocos resultados se le llama activismo, popularmente expresado con un “mucho ruido y pocas nueces”. Es entonces cuando se hace necesario analizar con valentía los verdaderos motivos por los que actuamos, para no engañarnos, ni pretender engañar a los demás cubriendo nuestra falta de responsabilidad.
Los valores pueden ser modificados con el transcurrir del tiempo , en este momento puedes vivir correctamente a la luz de unos valores pero puedes trabajar en el desarrollo de nuevos valores para tu vida y así construir un proyecto de vida que te permita construir una imagen saludable de ti mismo, esto le dará sentido y propósito a tu vida. Te convertirás en un artesano de tu vida.
Ten en cuenta que tus valores deben estar basados en principios universales, es decir en principios inquebrantables no negociables, expuesto por Jenson y que permiten un momento de reflexión como:
¿Lo qué hago es legal?
¿Lo qué hago es justo?
¿Me hará sentir orgullo de mi mismo?
¿No perjudico a los demás?
¿Lo qué hago es correcto?
Ahora bien, es importante que tengas en cuenta que tanto tus valores, como tus principios deben estar fuertemente unidos a tu palabra ¿Por qué a tu palabra? A tu palabra porque cuando haces promesas, estas deben estar acompañadas con acciones que hagan que estos valores sean reales y no solo palabras que se las lleva el viento.
Ejemplo: Para ser Honesto hace falta ser sinceros en todo lo que decimos; fieles a las promesas hechas en el matrimonio, en la empresa o negocio en el que trabajamos y con las personas que participan de la misma labor; actuando justamente en el comercio y en las opiniones que damos respecto a los demás. Todos esperan de nosotros un comportamiento serio, correcto, justo, desinteresado, con espíritu de servicio, pues saben que siempre damos un poco más de lo esperado.
Gracias por visitarme
Te invito a que dejes tus comentarios, opiniones. Recuerda Tu puedes ser el artesano de tu vida. Vas por buen camino construyendo tu propósito de vida.
Sandra Rodríguez
ICL Coach. INILID
Coach artesana