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¿Te has arrepentido por la reacción que tuviste frente a alguna situación en particular? ¿Los problemas por la forma en la que respondiste, lo que dijiste, cómo lo dijiste, no se hicieron esperar?
Es posible que no tengas claro el porqué actuaste de esa forma, cuáles fueron los detonantes, qué desencadenó ese flujo de emociones que para ti parecían incontrolables. Sin embargo, puede que en el proceso de reflexión posterior sí hayas notado que aquello tuvo consecuencias negativas, algo que pudiste evitar.
El único problema en un panorama como este es que, como ya sabes, no es posible devolver el tiempo…
Ahora bien, ante esto, recuerda que tu misión no gira en torno a tratar de controlar lo que no está bajo tu domino, sino detectar aquello que sí es modificable y enfocar tu energía hacia ese cambio.
Apuéstale a modificar creencias a través de la Inteligencia Emocional (IE)
Seguro alguna vez te has descubierto diciendo cosas como: “es que eso siempre me molesta”, “es que cuando eso pasa yo nunca sé cómo actuar”.
Si partimos de la forma en que te refieres a ti mismo al formular ese tipo de afirmaciones, con palabras que te califican en un nivel tan negativo, no te será fácil descifrar el código adecuado para dominar tus emociones.
Por ello el coaching encuentra en la Inteligencia Emocional un cómplice perfecto, ya que la IE “determina nuestro potencial para aprender los fundamentos del autodominio, haciendo que nuestra competencia emocional muestre cuánto de ese potencial hemos dominado y podemos aplicar a esferas específicas de nuestra vida”. (Emotional Intelligence, Goleman D.)
Identificar tus emociones
Como primer paso, el coaching te llevará a ser consciente de tus emociones, una de las claves de la Inteligencia Emocional. Tendrás esta capacidad de autoconocimiento cuando logres detectarlas, cuando sepas distinguir entre una u otra.
En ocasiones puedes recibir comentarios de amigos, familiares o compañeros de trabajo que te señalan cuándo perdiste el control, cuándo te mostraste demasiado exaltado, malhumorado, nervioso, etc.
¿Te ha pasado algo como esto?
Quizás antes de recibir esas valoraciones ni siquiera te habías percatado de ello, no sabías que reflejabas algo así, que era esa la imagen que tenían de ti en aquel momento.
Cuando pasas por un proceso de coaching dejas de depender de opiniones externas, eres tú quien realiza ese ejercicio de auto-reflexión. Sabes que las emociones están presentes, cómo te hacen sentir y cómo afectan a quienes te rodean.
Hacerte cargo de tus emociones
De igual forma, el coaching te conduce a un estado de claridad que te permite hacerle frente a tus emociones y aquello que resulte, tras una u otra reacción poco controlada.
No es que te juzgues por proceder como lo hiciste, por el contrario, aceptas rápidamente que dicho suceso ocurrió, trabajas para que no se repita, posees la facultad para evaluar mejor las variables a tu alcance en cada circunstancia. Además, encuentras una salida razonable para remediar sucesos desfavorables que se produzcan a raíz de tu comportamiento.
Es decir, dejas de ver las emociones como agentes externos, de atribuir responsabilidad sobre lo que provocan a suposiciones limitantes: “es que siempre ha pasado así” o “su forma de actuar me hizo decir o hacer eso”.
En un reciente artículo de la BBC lo explican así: “si te sientes herido por algo que ha dicho una persona y le haces daño a su vez, no puedes escudarte en que él o ella hizo que actuaras de esa manera. Tu reacción es tu responsabilidad”.
Por ello el Coaching y la Inteligencia Emocional van de la mano. Se complementan con el firme propósito de descodificar tu mente y brindarte herramientas adecuadas para ser el dueño y amo de tus emociones. Inicia tu proceso personal de Coaching en Bogotá o Coaching Empresarial y empieza a generar cambios que impacten tu vida.
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